Los 7 errores (Parte III)

30 enero 2006

Os parecerá una excusa pero no lo es. Sé que sois jugadores de mus y no me vais a creer, pero había perdido la chuleta de la partida. Tuve que llamar por teléfono a Dividendo que estaba dando una conferencia en Finlandia sobre la influencia de los signos del zodíaco en el mus. Menos mal que tiene memoria de elefante y me relató al detalle la cuarta mano.
Entre que no encontraba la partida y los sponsors que quieren patrocinar el premio para el ganador del concurso, que no paran de llamar, se me ha ido el tiempo como agua entre los dedos. Lo último es un viaje de 6 días a la EEI (Estación Espacial Internacional). Estoy escuchando ofertas de los rusos y de los americanos. Mientras me decido, vamos a la partida:

Cuarta mano, los naipes caen así: Trinidad (RC54), Zaratustra (CS64), DiviD (RRC7), Conunpar (RR51)
Reparte Zaratustra. Mus visto si la mano quiere (al rey de espadas de Conunpar se le han visto las barbas).
La mano pide mus y se descarta del 5. Trinidad se descarta del 5 y del 4. Zaratustra se queda con el caballo y va a tres cartas. Dividendo tira el 7 y pide una.




Cuarta mano bis, los naipes caen así: Trinidad (RCS1), Zaratustra (RC66), DiviD (RRRC), Conunpar (RRR1).
Conunpar corta el mus y juega la grande en paso, Zaratustra dice que puede echar 2 o 3 a grande pero que por respeto a su compañero la va a dejar en paso. Entonces es Divid el que pone 3 a grande indicando que el respeto hay que tenérselo a la autoridad y en esta mesa, la única autoridad es él.
Conunpar dice que ver con las suyas es regalar piedras, salvo que Zaratustra tenga algo más firme (no ha habido posibilidad de la más mínima seña, a esta altura las cámaras de uno y otro equipo registran cualquier movimiento por mínimo que sea). Zaratustra le dice a su compañero que él en paso se la ganaba seguro, así que si encima le ofrecen dos piedras más no las va a despreciar. Total, que se ven 3 a grande.
En chica, Zaratustra envida otras 3 mirando fijamente a Trinidad, como si la cosa fuese con él. No hay consultas, no hay quiero ni revoque. La chica para C/Z.
Llegan los pares. “Esto es puro trámite, compañero”, le dice Conunpar a Zara y sale envidando 3. Saltan las alarmas, Divid contando con las tres de grande en su haber vuelve con 3 más a los pares. Zaratustra huele medias como mínimo en Divid, pero traga saliva y no abre la boca. Conunpar hace valer la mano y ordaguea a pares con tono firme.
Se detienen las rotativas, hay que analizar la noticia. La pelota está ahora en el tejado de D/T. El postre declara a su compañero que lleva tres reyes pero que la mano ha ido a una y el mus visto fue por un rey. También la mano ha cortado el mus, con lo cual los elementos tangibles indican precaución. Y estos no son jugadores de ver por intuición. Con lo cual, de mutuo acuerdo, marcha atrás a pares.
Los cuatro llevan juego. Conunpar lo deja en paso, Trini hasta el postre, Zaratustra sin seña del compa no echa y Divid pregunta: ¿Esta también es para ellos?. ¡Ni de broma!, dice Trinidad... pero para ganarme una más déjala en paso que está más segura.

D/T; ganan 3 de grande
C/Z; ganan 1 de porque no a chica, 7 de porque no a pares, 3 de pares, 5 de juego en paso, total 16
Tanteo: D/T, 26 - C/Z, 34


JUGANDO AL MUS: "El caballo"

27 enero 2006

Cuando se está de mirón no se debe hablar. Pero el novato, ante la incertidumbre de un descarte, me preguntó por lo bajito: “¿Qué hago con el caballo? ¿Lo tiro o me lo quedo?”.
No hablé, para ser fiel a mis principios. Pero hice un gesto de negación con la cabeza casi imperceptible que el novato debió interpretar como que no debía quedarse con el caballo porque lo tiró. Y yo quería decirle que no lo descartara.
Siempre me quedo con el caballo; si tengo reyes y si no los tengo. Es mejor quedarse con un caballo que ir a cuatro cartas.
Dos reyes caballo hacen ley, tres reyes caballo para morir matando, rey caballo para ver un envite a grande, dos caballos para ver otro envite a pares, tres caballos para pillar al contrario con medias de sietes y cuatro caballos... ¡qué bonitas duples!
Hay gente que se empeña en jugar con “la 31 real”. ¿No sería mejor implantar que solo y únicamente los cuatro caballos le ganen a los cuatro reyes?
Debería imponerse la estética en el mus. Son mucho más bonitos los cuatro caballos juntos que los cuatro barbas.
¡Digo yo, no sé!

Los 7 errores (Parte II)

12 enero 2006

¡Ruego me disculpen! He tardado un poco en volver porque me había quedado sin hielo para los cubatas. ¡Cómo beben estos bichos! Los del blog de al lado son hindúes y no beben. Tuve que irme 7 blogs más abajo para conseguir que me diesen unos cubitos.
Las gestiones por el premio van viento en popa, nunca mejor dicho. Tengo ofertas hasta de un crucero por el Mediterráneo con torneo de mus incluido. Pero de momento no he cerrado nada. Vamos a la partida.
Tercera mano, los naipes caen así: Trinidad (R761), Zaratustra (RRS4), DiviD (5511), Conunpar (RS74.
Reparte Zaratustra. Dividendo se da mus (¡va de pesca el Divid!). Trinidad no quita mano, tampoco tiene seña de su compañero aún. El postre pregunta: “¿qué me dices, compañero?” , Conunpar responde: “que si llevas pares lo cortes”; “¿y si no llevo?” dice Zaratustra, “pues igual un tran tran, para que no liguen más”, contesta Conunpar.
El postre corta el mus envidando tres y tres a grande y chica. Trinidad, que ya tiene seña de duples de su compañero, vuelve con tres y tres más. C/Z cierran 6 a grande y no ven la chica. Dividendo pasa a pares y Zaratustra también.
El juego, obviamente, es para C/Z.

D/T; ganan 3 de porque no a chica, 3 de duples, total 6
C/Z; ganan 6 de envite a grande y 5 de juego, total 11

Tanteo: D/T, 23 - C/Z, 18

Los 7 errores (Parte I)

09 enero 2006

Hace unos días coincidieron aquí nuestros estimados colaboradores y no tuve mejor idea que proponerles echar una partidita, para matar el gusanillo.
La verdad que no hubo que insistirles, hice sitio en el blog, quité unos enlaces y moví un poco los archivos para que cupiese una mesa. Un tapete y una baraja aparecieron como por arte de magia y sin perder tiempo tiré los reyes como manda la tradición.
Divid con Trinidad (D/T) contra Conunpar y Zaratustra (C/Z). A mi me tocó poner las copas, así lo quiso el azar.
La partida fue épica y se recordará por los siglos de los siglos. Solo describiré el primer juego completo porque se produjeron siete errores (o más) que tendréis que descubrir. Si veo que hay nivel y descubrís como mínimo 7 errores, tal vez me decida a contar más cosas de la partida.

Primera mano, los naipes caen así: Trinidad (RR64), Zaratustra (S441), DiviD (C651), Conunpar (RR71)
Mus corrido y sin señas. Es mano Conunpar que hace correr el naipe hasta Trinidad. Este lo corta y envida dos a grande que ve el postre. La chica queda en paso y a pares vuelve a envidar el mano, esta vez tres tantos. Zaratustra no ve el envite, pero su compañero si. Nadie lleva juego y el envite de cuatro a punto que hace la mano se queda sin ver.
D/T; ganan 3 de envite a pares, 1 de porque no a punto y 1 de punto, 1 de pares, total 6.
C/Z; ganan 2 de envite a grande y 1 de chica en paso, total 3
Tanteo: D/T, 6 - C/Z, 3



Segunda mano, los naipes caen así: Trinidad (RC76), Zaratustra (RR14), DiviD (1117), Conunpar (RCCS)
Reparte Trinidad. Zaratustra se da mus indicando pares al compañero, que decide quitar mano envidando dos a grande. Son vistas por el postre. La chica es envidada en tres tantos por el postre con la seña de su compañero y es vista por Zaratustra. A pares envida tres Conunpar y vuelve con otras tres Divid. El envite es cerrado en seis.
El juego queda en paso.
D/T; ganan 3 de envite a chica, 6 de envite a pares, 2 de medias, total 11
C/Z; ganan 2 de envite a grande y 2 de juego en paso, total 4
Tanteo: D/T, 17 - C/Z, 7

(Continuará…)

P.D.: Estoy gestionando con varias agencias de viajes un premio para los ganadores. Había pensado en un viaje de dos semanas al caribe, todo pagado, para el ganador, su esposa/o o novia/o, sus hijos si los tiene y los compañeritos del cole con sus padres también.
Cuando tenga el tema cerrado, lo comunicaré “oficialmente”. ¡Suerte!



¡Pásame las señas!

02 enero 2006

Daba gusto jugar al mus con el Ñande. En mi vida conocí a alguien que pasase mejor las señas que él. Era un experto, ¡no le pillaban nunca!. Para su compañero resultaba un chollo, siempre jugaba con 8 cartas. Tal vez por ser horrorosamente feo que la gente no quería ni mirarlo, pero nadie le sorprendía pasando una seña. Parecía que hubiese llegado último al reparto de caras.
Todo lo que tenía de simpático, lo tenía de feo. ¡Y cómo le gustaba jugar al mus! Apasionado como nadie por este juego. El tiempo libre que le dejaba el trabajo en el campo lo consumía jugando.
Cuando el año pasado, por Navidad, vino su primo segundo que vivía en Estados Unidos se comprobó que no llevaba muy bien lo de ser tan feo, aunque aparentaba lo contrario. El 25, después de comer en familia, se fueron los dos al bar a tomarse unas copas con los del pueblo y echar la partida. Las bromas sobre la fealdad del Ñande (le decían así por lo de ñandertal) eran recurrentes. Entonces el primo sacó el tema de los trasplantes de rostros que se hacían en América a través de técnicas de microcirugía. Como en la peli esa del Travolta y el Nicolás Cage en la que el terrorista y el poli se cambiaban las caras y no se sabía quién era uno u otro. Eso ya había dejado de ser ficción allí y este tipo de trasplantes estaban a la orden del día. Solo era cuestión de esperar a que se muriese alguien con la cara que te gustase, ir a la familia y pedirle que donara la cara para un transplante, como si fuese un riñón o cualquier otro órgano. Pero de los trámites burocráticos se encargaban las clínicas, tu solo tenías que poner la pasta y esperar a que aparezca tu cara favorita.
Entre una mano y otra, envite va, envite viene, el Ñande tomaba nota. Tanto fue así que ni bien se marchó el primo para Estados Unidos se puso manos a la obra. Vendió todo lo que pudo, pidió créditos y con algunos ahorros que tenía se fue para Nueva York. Cuando volvió al pueblo, al cabo de unos meses, no lo conocía ni su padre. Se había muerto uno que era idéntico al Brad Pitt. Para identificarse tenía que abrir la camisa y enseñar la cicatriz que le cruzaba el pecho de cuando se cayó del tractor en marcha.
La implantación de los músculos faciales no era sencilla y traía locos a los médicos. Era necesario conectar con precisión los nervios que transmiten los movimientos. El Ñande, que iba escaso de recursos económicos, manifestó que esa cuestión no le importaba demasiado. Él quería tener una cara guapa y que los del pueblo no se mofaran más. Y en cuanto a lo de ser atractivo, lo logró. Se paseaba por las calles orgulloso como un pavo real. Era de lejos el más guapo de la comarca.
El drama dio la cara, nunca mejor dicho, cuando retomó su pasión por el mus. Esa cualidad que lo identificaba y le había subido a los altares como uno de los mejores jugadores de la región se había quedado en un quirófano de Nueva York. El trabajito que le habían hecho lucía espectacularmente por fuera, pero las conexiones nerviosas no habían quedado muy bien que digamos. Cuando quería guiñar el ojo para la 31 se le salía la lengua para un lado como si tuviese tres pitos; si intentaba morderse los labios para indicar dos reyes, se le subían las cejas; al pasar medias se le cerraban los ojos como si estuviese ciego. ¡Para colmo era tan guapo, que no le quitaban ojo de encima, ni los contrarios ni los mirones! No solo le pillaban todas las señas, sino que además eran falsas.
Hoy en día continúa jugando, no ha perdido la afición por el mus... pero para pasarle la 31 al compañero tiene que sacar la lengua hacia un lado. ¡Eso sin que lo vean, claro! Lo mismo que para guiñarle el ojo a una dama.