Perfume de mujer

09 febrero 2006

- “¡El mus no es para ti, mujer! ¡No es tan fácil como parece!”
- “¡No digo que sea fácil, pero Paquita juega con su marido y Merche hasta se apunta al torneo de la semana grande en el club con su cuñado!”
Él jugaba mucho, en calidad y en cantidad. Una partida diaria como mínimo entre semana y el finde las que cayesen. Todos los mediodía entre lunes y viernes, comida con clientes o compañeros de trabajo y partidita de postre. Dos o tres noches en día hábil después de cenar, escapada al bar de la esquina para la partida por la copa con los amiguetes. Los sábados y domingos mini torneos con los de la peña en Pinto, desde las cuatro de la tarde y hasta acabar, a veces más de las doce de la noche. Y eso cuando no tocaba algún torneo grande, de más de setenta parejas y una semana de duración.
Ella se había consagrado a la crianza de los tres hijos con aplicación y desvelo, sin descuidar la asistencia de los detalles más importantes de la pareja. Con los críos ya no tan críos y prácticamente volando por sí mismos, sentía la necesidad de volcar la energía sobrante en agradar y compartir más cosas con su marido. Y qué mejor que implicarse ella también en algo que tanto le apasionaba a él: jugar al mus. Estaba dispuesta a aprender para poder acompañarlo, así disfrutaban juntos. En casa de sus padres siempre se había jugado al mus y su hermano mayor, que era muy paciente, la inició durante la adolescencia en los fundamentos del juego. Pero era consciente de que para jugar con su esposo tenía que aprender más, mucho más. Por eso le pidió que le enseñara.
- “El marido de Paquita no sabe jugar, no me extraña que juegue con su mujer. Y Merche juega el torneo del club porque ahí juega cualquiera, ¿no ves que es para recaudar fondos para la subcomisión de fiestas?, ¿tu has visto alguna vez a Jesús, a Chencho o a mi jugar ese torneo?”
No hacía falta insistir más. A buen entendedor, pocas palabras bastaban. No en vano le había acompañado a decenas de cenas de entrega de premios y a no menos mini vacaciones para jugar torneos en Benidorm, Santander, Sevilla o Tenerife. En esos ambientes percibió la escasa participación de la mujer. Algunas había, pero eran casos aislados. La mayoría eran hombres y para ellos jugar de vez en cuando contra alguna mujer era un mal necesario que pasaba pronto.
Pero jugar con la mujer de uno mismo, de compañero en bares, peñas, torneos, como ella pretendía, parecía impensable. A no ser, claro, que tuviese unas cualidades extraordinarias para el juego y convenciese a su marido de que estaba a su altura, o más.
Ella era de esas personas que no se entregan fácilmente ante la primera dificultad. Y esto no iba a ser una excepción. Comprendió que su condición de mujer, más que la de esposa, era un impedimento para jugar al mus junto a su marido. Estaba segura que si eso mismo se lo pedía su hijo mayor, no habría ningún inconveniente.
Algunas cosas fueron cambiando después de aquella conversación. Entre semana, cuando él bajaba al bar a echar la partida de después de cenar, ella le advertía que tal vez llegase más tarde porque iba al cine o al teatro con una amiga. Los fines de semana, mientras él apuraba los mini torneos con la peña, ella asistía a talleres. También encontró una excusa para no acompañarle a los dos últimos grandes torneos.
- “He pedido un adelanto de vacaciones para el mes que viene. Voy a participar en el Campeonato Absoluto de Mus de España. Podrías acompañarme, es en Granada y tienes muchos sitios para distraerte”.
- “Faltan tres semanas, tendré que arreglar unas cosas pero me encantaría ir”
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La amable ciudad de Granada destilaba su embrujo sobre los asistentes al Campeonato. Esa escultura del pasado de la que dicen que cuando se entra en ella ya no se puede salir, que se lleva siempre en el recuerdo.
Había mucho bullicio en el hall del hotel donde se exponían las listas con los cruces.
- “¡Mira, esta se llama como tu! ¡Qué casualidad!”
- “¿Casualidad? ¡Anda que María García hay pocas en España!”
- “Sí, pero lo gracioso es que juega de compañera con Francisca López, que se llama igual que tu amiga Paquita.”
Paquita, que lucía espléndida del brazo de su marido, se acercó sonriente a saludar al matrimonio amigo. Ese año, el Campeonato Absoluto de Mus de España llevó nombre de mujer. Más de un clandestino año le costó a María coger el nivel que ella consideraba adecuado para jugar a la par de su marido. Lo consiguió. Su fiel amiga le acompañó todo el tiempo. Partidas con amigos de amigos, clases con expertos, quedadas, libros, internet, lo que hizo falta, no escatimó esfuerzos.
María y Paquita alzaron el trofeo de campeones. Él no pasó de la segunda ronda, pero estuvo a su lado todo el tiempo hasta el final.
Hoy se les ve jugando torneos por ahí de compañeros. ¡Son temibles!
Juntos, disfrutan como niños.

5 PERSONAS HAN DEJADO SU COMENTARIO AQUI:

Anónimo dijo...

Me siento identificada con tu María, Divid. No porque haya ganado un gran torneo ni porque tuviese que aprender a jugar al mus a escondidas. Pero sí por haberme sentido discriminada en determinados ambientes de mus por ser mujer. Hoy en día ya es más normal ver mujeres mezcladas con hombres jugando, pero hasta no hace mucho era difícil llegar a mi club, por ejemplo, y que me aceptaran normalmente para jugar una partida con hombres. Algún amigo llegó a decirme en confianza, que era porque les daba corte cobrarle la copa a una mujer si le ganaban. Ridiculeces de machismo arcaico que por suerte hoy en día ya se están superando entre la gente joven.
Pero aún así, se nota algo que no sé cómo definirlo con respecto a la mujer en el mus, como que no es tan hábil como el hombre para farolear, para razonar o esconder jugadas, piensan que somos muy transparentes. Que se nos nota cuando llevamos. Si un hombre juega bien y gana, es porque juega bien. Si una mujer juega bien y gana, es porque liga. Pienso que en el mus todavía nos ven a las mujeres como en el futbol, en el automovilismo, en los toros, etc. Podemos hacerlo, pero no tan bien como los hombres.

Anónimo dijo...

yo tambien soy mujer y jugadora de mus.mis pasiones son mi marido,mis hijos y despues el mus.tengo entendido que en este gran juego no hace falta fuerza fisica ,que en mi opinion es lo unico que nos diferencia,si hablamos de tener algo menos.me gusta jugar al mus indistintamente,siempre que la partida sea dura,atractiba.yo tambien me e encontrado con mujeres que........bueno estarian mejor sin jugar o intentando aprender,pero el caso es que me encuentro con muchos mas hombres que dicen ,el mus no tiene secretos para mi,no puedo aprender mas,no me enseñas nada.de estos hay muchos,muchos,muchos.

Perro dijo...

Hola, es la primera vez que entro aquí y me resulto muy grato leerte, Hace algun tiempo que me va el tema de los blogs, y alguno más que me va el mus, te voy a poner en mis enlaces, porque me gusta tu frase
Lo importante no es ganar... (¡lo importante es hacer que el contrario pierda!)
No la había oido nunca, pero concuerda con mi forma de ver el mus.

El Duque2una dijo...

¡Gracias, Perro! ¡Y bienvenido!

Lamento decepcionarte, pero la frase no es mía. Es de "Les Luthiers", un grupo humorístico-musical argentino, bastante famoso en el mundo entero. Y creo que, aunque está expresada en tono de broma, al mus le viene como anillo al dedo.
Bueno, que te voy a contar... por lo que leo, eres de los nuestros.
Gracias por el enlace, pasaré por tu página en cuanto pueda.
Un saludo.

trinidad dijo...

Como el Duque esta muy atareado, me ha encargado me pase por la pagina del Perro. Francamente interesante, con versos y todo, y tambien habla de mus.
Le he puesto unas letritas a un comentario suyo sobre el mus en general. Las repito tambien aqui, para obligaros a ir alli.


Bien esta todo lo que dice el Perro de la Noche, pero no esta probado que el mus sea de origen vasco ni de donde proviene la dichosa palabrita.
Olvida decir el Iván que es un juego diabólico que obliga a hacer una trasposición mental absurda, dado que al jugarse con 8 reyes y 8 ases y no tener la baraja esos naipes, hay que convertir los treses en reyes y los doses en ases.
Pero eso hasta los niños lo aprenden de inmediato, lo cual nos da una pista de la capacidad de improvisación de nuestro pueblo así como de su dejadez, incapaz de comercializar una baraja propia de nuestro juego por excelencia. Claro que, ¿como íbamos a jugar después al tute o al chichón con una baraja de mus? Pues eso.
Dicen que es un juego de envite, pero eso es un tópico. De juego solo tiene su forma incruenta. Realmente es el invento mas sofisticado imaginado para fastidiar a los contrarios, solo que ellos también pueden fastidiarte a ti.
Es una droga como otra cualquiera, afortunadamente fuera del alcance gubernamental, crea adicción y rencores eternos, y también se cierran negocios después de una comida, con partida incluida. Jugar al mus es una delicia, incluso en los campeonatos.