Los 7 errores (Parte V y última)

10 marzo 2006

37-39

Última mano. Silencio. El cigarrillo encendido de Zaratustra se consume en el cenicero. Dividendo ha abierto sus cartas en abanico y las ha vuelto a dejar boca abajo sobre la mesa. Trinidad se ha cruzado de brazos y mira a los contrarios esperando un desenlace, no ha visto sus cartas aún.
Zara se inclina sobre el tapete, mira una y otra vez el tanteo y entre el humo de la última calada le pregunta a su compañero:

¿Cómo vamos para grande?
Dos reyes – canta Conunpar.
Trinidad mira sus cartas.
La chica y los pares los tenemos seguros – sentencia Zaratustra.
Si llevan mejor grande cortarán ellos. Habrá que cortar entonces – dice Conunpar.
¡O tal vez no! – razona Zaratustra -, lo que yo llevo no puede empeorar, depende de si lo suyo
puede mejorar o está bien así. Piense que si no hay pares se define todo en la última baza.
Y un mus aumentaría la posibilidad de que lleven pares, que es lo que necesitamos.
Pero también corremos el riesgo de que mejoren a grande – añade Conunpar.
Eso es lo que tiene que valorar usted, en función de las dos cartas que acompañan a sus reyes,
compañero. – contesta Zaratustra.

Vuelve el silencio. Conunpar se quita las gafas y las empaña con su aliento. Coge un pañuelo de papel y las limpia. Se las vuelve a colocar. Mira las cartas de sus contrarios sobre la mesa y rompe el silencio.

¡MUS! – dice en voz alta.

Trinidad vuelve a mirar sus cartas con la esperanza de no ver las mismas que ha visto la primera vez. Las deja nuevamente sobre la mesa y dice:
Compañero, tiene tres oportunidades para salirse. Dígame cual de ellas es la mejor y si le
parece, levamos anclas.
¡Hummmm, deduzco que usted no tiene fuerza ni para coger los remos siquiera, ¿me
equivoco? – le comenta el Divi con media sonrisa.
No va mal encaminado, para qué le voy a engañar...
Pues visto lo visto y oído lo oído, si sus pares no son...
Yo no llevo pares – interrumpe Trinidad.

Como no hay dos sin tres, el silencio vuelve a campar. Ahora es Dividendo el centro de atención, tanto de los contrarios como de sus propios compañeros. Entrelaza los dedos de sus manos, fija la vista en Conunpar durante una docena de segundos y responde:

Pues dadas las circunstancias, eso puede ser hasta positivo. Si no opina usted lo contrario,
le diré yo cuándo querer, ¿le parece bien?
¡Que se hable la mano! – ordena Trinidad asintiendo con la cabeza.

Se llega al punto 39-39.


11 PERSONAS HAN DEJADO SU COMENTARIO AQUI:

Anónimo dijo...

Zara y Conunpar lo tienen claro (lo deberían tener). Faltándoles a ellos 3 y a los contrarios 1, y con 2 reyes en uno y 3 ases en el otro la cosa está clara: órdago a las 2 primeras, y esperar a que tengan pares (para echarles) o juego, que también les daría la victoria al sacarse primero los pares. Por eso no comprendo ese mus de Conunpar. No viene a cuento.
Zaratustra, por otra parte, habla demasiado, ya ha hecho que su compañero le cante los 2 reyes, sus cartas debería guardárselas para él y no declarar tanto.
Si no se hubiera hablado tanto por parte de Z/C, Trinidad y Divid deberían de haber querido a grande o a chica, pero les han declarado las cartas y solo, les queda esperar el milagro. El milagro es que los rivales no lleven juego y que ganen a punto con 26 que también ocurre. Ah, no tendría ningún sentido que T/D dejen el punto en paso (?).

Saludos.

Anónimo dijo...

¡Hombre, Merengón! Me alegro de que al final coincidamos y poder estar de acuerdo contigo. Mucha cháchara y muchas pistas. De todos modos, Trinidad y Dividendo le echaron huevos... y acertaron.

Anónimo dijo...

¡Qué rápido vais! Si perdéis de vista el análisis detallado por ir tan rápido, más en la última mano, es más fácil perder que ganar. Si escalas una cumbre poniendo el máximo cuidado en todo y a punto de clavar la bandera en lo más alto te tropiezas con la última piedra, al abismo de cabeza vas a dar.
La partida ha sido exquisita hasta el último tanto. Ahora no entendéis porqué uno se da mus y el otro habla tanto. Yo para analizar esta jugada me pondría en la piel de los que estaban jugando, especialmente en Dividendo que parece ser el que toma la decisión de tirar por el camino del medio.
Hubo silencios en más de una ocasión y se respetaron. Eso indica el grado de análisis que hubo en esas cabezas para hacer lo que todos hicieron.
En primer lugar, estando el contrario a falta de una y tu a falta de 3, es normal hablar claro con el compañero o jugar prácticamente “a carta descubierta” como suele decirse. Pero también es el momento más propicio para usar la palabra como herramienta de juego, para inducir al contrario a que vea lo que tu quieres que vea. Ya sabemos que en el mus todo es relativo, lo único que es cierto es lo que uno tiene entre las manos, los cuatro cartoncitos. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho y si digo que me gano la chica seguro, no declaro nada. Puedo llevar 3 reyes y pretender que no me vean a chica. No hay mejor mentira que una verdad dicha en voz alta en esto del mus. En el momento en que estamos, coronando la cumbre, todo puede ser verdad y todo puede ser mentira. Zaratustra pregunta al compañero cómo va para grande. Esa mano es normal que la dirija su postre, Conunpar. Pero al preguntarle un dato concreto de mano, Conunpar no duda en cantarle los dos reyes, pienso que intuyendo que Zaratustra ya tenía una estrategia preparada en base a sus cartas. Le cede la dirección al mano.
Ante la respuesta de su compañero, Zaratustra decide usar la verdad como mentira. Afirma ganarse la chica y los pares. ¡Hombre, está diciendo en otras palabras que lleva tres pitos!
Conunpar está decidido a cortar pero es Zaratustra el que le echa el freno. A mi modo de ver, magistralmente. Vuelve a remarcar que lleva tres pitos (verdad o mentira, ¿quién lo sabe?) al decir que lo suyo no va a empeorar. Aquí se aplica mejor que nunca aquello que decía Trinidad en un comentario sobre el miedo en el mus, que hay que hacer inmediatamente “un proyecto” con las cartas que se tiene, dependiendo del tanteo y de la posición, etc. Aquí no vale pensar “si me sacan duples”, “si llevan medias mayores”, “si hay juego”. Aquí el proyecto de Zaratustra pasa por ganarse tres antes que los contrarios y aparentemente tiene las cartas para eso. Pero los otros todavía no han hablado, aún no se han dado mus.
Y él solo ha declarado dos reyes en su compañero, porque es evidente que si le pregunta y le contesta dos reyes son dos reyes. El Duque no nos ha dicho nada de señas, pero ha mencionado las cartas sobre la mesa y a Trinidad sin verselas hasta que hubo mus en los contrarios, con lo cual deduzco que ni señas ni leches. Es lógico.
Solo hay certeza de dos reyes en la mesa, la chica y los pares de Zara pueden ser verdad o mentira. Pero él sabe que necesita tres tantos y si no hay pares solo son dos casi seguras de momento, de ahí que le dice a su compañero sin pedirle que descubra las otras dos cartas, que valore si puede mejorar con un mus o no. Lo que le está diciendo es que dos reyes con dos ases para el caso era lo mismo. El necesita otro punto por si no hay pares (el especialista en estadística nos dirá cuáles son las probabilidades de que haya pares en tres jugadores de primeras dadas) y le vale tanto el juego o un punto respetable.
Conunpar capta la idea de su compañero y se lo piensa. En caso de no llevar pares los contrarios y de ser cierto lo que Zara dice que lleva (yo en su lugar no me plantearía ni dudar lo que dice mi compi, él sabrá lo que quiere al decirlo, en todo caso es problema de los contrarios), con sus míseras 25 para punto tiene pocas probabilidades. Y un mus, como dice su compañero, solo puede hacerle mejorar, nunca empeorar. Repito, no vale pensar lo que el contrario pueda llevar o meter a futuro. Hay que hacerse un proyecto con lo que uno tiene y ser consecuente con él hasta el final. Ese mus también aumentaría las posibilidades de que los otros tengan pares, ahí coincidirá Jabato creo.
Y Conunpar se da mus con toda la lógica. Porque sabe y lo dice que si Divi lleva dos reyes lo va a cortar y no puede hacer nada (aunque con la declaración de Zaratustra, no sé ...) y si Trinidad tiene dos reyes con figura lo cortará, a grande o a juego. Pero si no hay pares él no se come un rosco y si hay mus, parte en muy buenas condiciones. Si lo cortan los contrarios tienen que echar o ver a lo que ellos echen. ¡Están a 1!
¡Ya estoy oyendo las voces de los comunes! ¡vamos... no me j... con tres ases y dos reyes a falta de 3 lo corto todas las veces! Paciencia... ya vendrá alguien que sepa jugar y me dará la razón.

Y ahora entran en acción Dividendo y Trinidad.
Ya han oído a los rivales y tienen algunos elementos para guiarse, lo que no tienen son cartas, la verdad. Pero en el mus juegan todas, bendito mus!! Y jugamos nosotros, nuestras cabezas, nuestra lógica.
Lo único cierto que tienen son los dos reyes de Conunpar y de ahí tienen que sacar petróleo. Trinidad sabe que no puede hacer nada y no es momento de mentir con la boca, por eso se adelanta a declararle a Divi la inutilidad de sus cartas al decirle que le diga cuál de las tres se gana él, que es lo mismo que decirle: “yo no me gano ninguna”.
Dividendo coge el testigo y a mi juicio, está monumental. Cómo con tan poco se puede hacer tanto, simplemente razonando (y teniendo suerte y acertando, pero lo primero es lo primero).
Me lo imagino con una parte de su cerebro diciéndole: “date mus, que no te ganas nada” y con la otra aconsejándole: “espera, piensa, mira si puede haber proyecto”. Claro, un proyecto lógico, se entiende.
Y su proyecto empieza por saber si su compañero tiene pares, porque de ser así, no hay más vuelta que darse mus. Confirmado que no hay pares, sabe que puede llegar hasta el punto. Creo que Merengòn decía cómo lo corta al punto sabiendo que Conunpar lleva dos figuras y es fácil tener punto con eso.
Si Conunpar hubiese llevado esos dos reyes con un 6 o un 7 lo hubiese cortado porque llevaría punto de regular a bueno. En eso coincidimos todos. Evidentemente, el proyecto de Dividendo comienza a construírse sobre la base de que Zaratustra efectivamente va a chica (y acierta y gana). Lo de Conunpar está prácticamente cantado, no lleva juego obviamente, pero tampoco buen punto. Pero no solo eso, Dividendo sabe que dando mus parte en unas condiciones pésimas con respecto a los dos reyes de Conunpar y a los supuestos tres pitos de Zara. Pone en la balanza: ¿qué es mejor, darme mus y arriesgarme a que mejoren más de lo que realmente están o cortarlo y jugármela a un punto que tengo posibilidades de ganarme
E hizo lo que hacen los grandes. Jugar sin cartas y con inteligencia. Conunpar no podía tener otra cosa que dos reyes y pito cuatro o pito cinco. Con 5 y 4 tendría 29 y lo hubiese cortado. Con 6 + 1 o con 7 + 1 lo mismo. Y Zaratustra? ¿No hubiese cortado si llevase buen punto, con los dos reyes de su compañero?
El mus ha estado bien dado y el corte ha sido estupendo. Pero nada ha sido producto de la improvisación, de “me la juego a lo que salga”. Todo ha estado correctamente calculado y meditado con exquisita lógica.
¡Enhorabuena a los ganadores! ¡Enhorabuena a los perdedores!
Ha sido una partida interesante. ¡Ojalá haya más!

Anónimo dijo...

Señor Lorenzo. Y yo que creo que le estás buscando 3 pies al gato. Estoy con Merengón.
Analicemos de nuevo: Zara y Conunpar a falta de 3. Divi y Trini a falta de una sola. Me pongo en la piel de Zara, mi compi me declara 2 reyes, yo llevo 3 ases. En este momento órdago a las 2 primeras y que los rivales decidan. Las probabilidades de sacarse esas 3 es muy grande, pues simplemente con que uno de los rivales lleve o pares o juego me llevo 3 antes que ellos. Y aún a punto tengo una ligera posibilidad con 25. Pero una vez que mi compañero me declara 2 reyes; yo, con mis 3 ases, debo echar y no declarar nada ni jugar al juego de “adivina si miento”. Me ha podido engañar mi propio compañero y no llevar los 2 reyes declarados (no estaría mal del todo, nos falta una y hay que echar de todas formas); pero entonces más a mi favor para echar a las 2 por ver si quieren a chica, que es lo que tengo casi seguro. Se pueden dar las vueltas que se quieran, pero sigo pensando que Zaratustra debió de echar órdago a las 2 primeras y a rezar.

Anónimo dijo...

Bueno, en algo no me negaréis que he acertado.
Dije: “¡Ya estoy oyendo las voces de los comunes! ¡vamos... no me j... con tres ases y dos reyes a falta de 3 lo corto todas las veces!”

Y ha sido más rápido de lo que yo esperaba. Pero la paciencia es una virtud y en el mus también lo es. Así que seguiré esperando que alguien con otra visión, otro estilo, otra forma de interpretar este juego me de la razón. La opinión de aquellos que juegan por inercia no me enriquece. Aquellos que ven un órdago a pares de segundas dadas con tres reyes, solo porque son tres reyes y con eso hay que ver, no me vale. Esos que dicen que siempre hay que ver un ordago a pares con duples de lo que sea, tampoco. Eso es cobardía. Total si pierdo, he perdido con buenas cartas. Ahí también hay miedo, miedo a no ver y hacer el ridículo si el otro me ha engañado, y siempre tendré la excusa de que he perdido con buena jugada.
¿Y la satisfacción que se siente cuando te vas para atrás con duples de reyes-sotas, porque intuyes que vas a perder y aciertas? ¿Hay que tener c... para hacer eso? Yo me inclino a creer que hay que ser inteligente. Eso es tan orgásmico como ganar una partida que vas perdiendo 8-39.

Anónimo dijo...

Yo confieso que no tengo experiencia en grandes torneos con grandes premios. Algún torneíllo he jugado y ha sido como si fuese la partida de los domingos. Pero también analizo jugadas y medito decisiones, bien es cierto que hay algunas jugadas que las hago de memoria. No solo yo, la mayoría con los que he jugado hasta ahora. No voy tan a lo loco como Memonic, pero un poco piñón fijo si que soy, lo reconozco.
Cuando vi la definición de la partida que nos atañe estuve a punto de ir de cabeza detrás de Merengón y Jabato, pero la verdad que Lorenzo me ha hecho reflexionar. Y lleva razón este señor (no lo digo para que me tome por ‘inteligente’, por eso he hecho la introducción, para que no se confunda)
Vosotros decís: “Con dos de medias más pares son tres y estoy a falta de 3. ¿cómo no me voy a ganar una piedra más? ¡aquí no hay nada que pensar!”
Pero es verdad que hay que saltar 3 o 4 obstáculos antes de alcanzar lo que decís. Primero que no te ganen la grande, que a poco que lleven dos reyes (no olvidéis que hay 8 y no es difícil llevar 2) ya te están ganando. La chica vale, no la cuento como obstáculo. Pero pares tienen que haber, si no los tuyos no sirven para nada, y tienen que ser peores también. Si no los hay tienen que llevar punto peor que 25 o tener juego y que ellos no tengan y si lo tienen que sea peor.
Casi nada, una cadena de consecuencias que valoradas detenidamente te hacen dudar. Y yo no se vosotros, pero yo cuando dudo en algo es cuando más pienso. Y si hubiese estado en lugar de Zara y hubiese dudado pensaría lo que dice el, que dando mus no va a estar peor y puede estar mejor con la seguridad de que en la segunda mano, alguno de los contrarios llevará pares.
Viéndolo así en frío, voto por la teoría de Lorenzo.

Anónimo dijo...

Pero Vega, si no hace falta ser profesional ni un experto en torneos para jugar al mus con cabeza. Eso es natural en uno mismo. El que juega así juega una partida por 1.000 euros igual que otra por un café. Y el que te vuelve con órdago a pares en la primera mano con dos ases, lo hará esté en juego lo que esté, porque no tiene cabeza.
Y al mus para jugar bien te tiene que gustar ante todo: “ganar”. Y ganar se gana con la cabeza y no con el corazón o con la intuición. También se gana sabiendo no querer en determinadas ocasiones y ahorrando piedras para cuando hagan falta. La mayoría de las partidas se pierden a la mitad del juego, cuando se quiere un envite porque es barato o por si las moscas, por si no la lleva y tal y tal. Eso pasa factura al final, cuando el contrario se sale antes que tu por esas piedras que perdiste sabiendo que las perdías. O teniendo que forzar la máquina echando órdagos por culpa de la ventaja que has dado.
Pero me estoy yendo por las ramas. Zaratustra y Conunpar tienen que acabar la partida en pares con las cartas que llevan. No pueden plantearse llegar a punto o a juego, más sabiendo que ninguno de los dos tienen eso. Si los contrarios lo llevan ya verán si cortan o no, pero al declararle Conunpar dos reyes, Zara ya sabe que ellos tienen que cortar con algo mejor que eso y si tienen algo mejor, poco puede hacer. Pero eso le da margen a darse un mus, no más. Necesita asegurarse que la cosa se va a acabar en los pares, no puede ir más allá. Tiene la cabeza bien puesta. Ha jugado bien pero ha perdido, así es el mus.

Anónimo dijo...

Rebobinemos y empecemos de nuevo.
Me pongo de nuevo en la piel de Zaratustra. Trinidad se dispone a repartir la baraja. Yo soy mano. Lo único que pienso en esos momentos es coger buena grande o buena chica, ni siquiera estoy pidiendo duples o 31. El motivo está claro: debo convertir mi 25% de probabilidades de ganar en el 50% o más. Y esto lo conseguiré si pillo buena grande o chica y ordagueando a las 2 para forzarles a querer.
Trinidad acaba de dar las cartas y veo 3 ases y una sota. Yo me pongo muy contento. Acaba de ocurrir. Ya tengo más del 50 % de probabilidades de ganar. Debo echar todas a las 2, ellos deben elegir. Si quieren a chica tengo nada menos que el 99% de ganar, pero si quieren a grande aún tengo a mi compañero que ganará una de cada tres veces (33%). Cabe la posibilidad de que no quieran a ninguna de ellas (cosa que no ocurriría en esta partida si me estoy con la boca cerrada); pero ese es un riesgo que tengo que correr. Riesgo que, por otra parte, no lo es tanto si consideramos que con que tengan pares o juego cualquiera de ellos nos vale para ganar. Y si tienen mejores pares que nosotros que se lleven el juego con nuestra bendición. De todos modos, si llevan a pares mejor jugada que mis 3 ases no van a querer ni a grande ni a chica y se la jugarán a pares, ganando; pero ante esto poco o nada podemos hacer, ni siquiera darnos mus, pues lo quitarían ellos.
Yo, una vez en mis manos los 3 ases, elegiría entre estas 2 opciones:
1) Callarme y echar directamente a las 2 primeras, y esperar a ganar con mi más del 50% de probabilidades.
2) Decirle a mi compi algo así: ¿Qué tal la chica? Yo la grande la tengo asegurada. A continuación, y conteste lo que conteste, echar rápido órdago a las 2.
Pero sigamos. Lo que nunca haría es preguntarle a Conunpar directamente por su jugada, como hizo Zara. Imaginémonos que lleva 2 ases y los canta como cantó los 2 reyes. Eso les daría a T/D un motivo para querer a grande.
Pero una vez que mi compi Conunpar me declara sus 2 reyes, yo no debo declarar mi jugada (sea verdad o mentira) y como siempre: órdago a las 2.
Pero sigo. Darse mus o no darse mus. Solo diré una cosa: ¡Me cuesta tanto discutir lo obvio...!
Saluditos a todos y todas.

Anónimo dijo...

¡qué empeñao estás en echar órdago jabato! y al tun tun, así de entrada, te ves tres pitos y ala, ordago a las dos. ¡Tan convencido estás que te tienen que querer a alguna por narices! Y si no, ya llevarán pares o juego.
En este caso concreto y sabiendo nosotros las cartas que hay, ¿qué te hace pensar que te tienen que querer a una de las dos primeras?
Aunque no se hubiese hablado de reyes y de ases, Dividendo solo tiene opción a grande o punto en caso de cortarlo Z/C como tu dices que deberían haber hecho. ¿Crees que es mejor RC51 a grande que 26 al punto?
Obviamente si hubiese habido corte y los correspondientes órdagos, habrían hablado D/T sobre sus posibilidades y sabiendo que no tienen pares y que pueden llegar hasta el punto tendrían que decidir a qué querer (el juego no lo considerarían, porque en caso de llevarlo los contrarios es bastante probable que ganen grande también lo que les daría igual), así que en ese caso el dilema es elegir entre querer a grande o a punto. Por lo que dices, si hubieses estado tu en su lugar no habría dudas, te la jubabas a grande o a chica, quizás?
26 solo pierden contra 27, 28, 29 y 30. Y le ganan a 25, 24, 23, 22, 21, 20, 19, 18, 17, etc. ¿a cuántas jugadas a grande le ganan RC51 y con cuántas pierden? Eso lo dejo para ti, que eres el experto.

Anónimo dijo...

He estudiado concienzudamente todos los comentarios hasta el momento. Y no entiendo nada, pero a lo mejor es que yo soy una especie en extincion. ¡Señores! y ¡Señoras!, ya puede ser la final del campeonato del mundo mundial de mus o la partida en la que juegas para pasar el rato, pero si los contrarios estan a falta de chino para salirse y a mi 3 ó 4 chinas, YO, corto el mus sin ni tan si quiera ver las cartas y ¡Ordago! a las dos primeras, sin ni tan siquiera consultar con el compañero y despues ¡Que sea lo que Dios Quiera!, y yo sinceramente no pienso en el mas alla, porque con ese marcador la cuestion es solo de ¡SUERTE!.

Personalmente, no me creo que Trinidad y Divid con esas cartas corten, estoy seguro que se hubieran dado mus ¿A que si?.

Salud.

trinidad dijo...

Hay que ver la cantidad de cosas que pueden decirse a cartas vistas.
Nosotros, que estábamos allí tan ricamente, con nuestros cubatitas, ligando con las titis vecinas, envueltos en una suave humareda y con el único inconveniente de tener que limpiarnos los dedos cada vez que cogiamos un trozo del queso que el Duque nos suministraba, y aquí la que estáis armando pensando que hacer con dos reyes y tres ases.
¡Elemental, joder! Es elemental.
El Zara y el Conunpar saben que nos obligan a querer a algo. A una tenemos que querer. Da igual que salgan de órdago, que corriendo, que saltando. El problema lo tienen ellos, no nosotros. Y esta claro que después de lo que hablan, no llevan juego bueno, posiblemente ni juego. Y cuando se dan mus ya no llevan ni punto bueno.
Yo lo vi claro de inmediato. No llevo nada. Ni pares, que en este caso es hasta mejor. Y el Divid igual, nada de nada. Pero….26 al punto es el clavo ardiendo que necesitamos. El merito es del Divid que lo ve igual de claro que yo al no llevar tampoco pares.¿Qué vamos a mejorar dándonos mus, si ellos ya llevan? Él con 26 sabe que hay una opción de ganar. Y a por ella vamos.
No deja de hacerme gracia eso que decís de que con tres ases hay que cortar y que sea lo que Dios quiera. Va a ser verdad eso de que tenemos el cerebro en el pito. Menos mal que no somos todos iguales. Espero que Cecilia vaya mejorando su opinión sobre los que se lo merecen. ¡Análisis, mucho análisis!
Afortunadamente, las titis vecinas nos compensaron a los cinco por igual. ¡Fue una partidaza!