La igualdad en el mus

22 noviembre 2005

Cuando vamos a jugar una partida de mus, ¿partimos de una situación de igualdad?
Podríamos decir que originariamente la situación es de igualdad en cuanto a que seremos dos contra dos y recibiremos las mismas cantidades de cartas. Tendremos las mismas oportunidades de ser mano y las mismas libertades de decidir tal o cual cosa.
Pero cuando nos enfrentamos a dos monstruos del mus, esos que llevan un cartel en la frente que pone: “Soy muy bueno, no tienes nada que hacer contra mi”, la situación originaria es de desigualdad. El respeto que imponen estos individuos hace que las opciones de ganar sean mínimas, aún cuando el milagroso azar nos favorezca tres veces más que a ellos.
Estas desigualdades dadas no son siempre producto de una mayor inteligencia o experiencia, sino de cualidades dialécticas y analíticas. Saben qué decir, cuándo y cómo decirlo para que nos lo creamos o no, siempre logran confundirnos y llevarnos a hacer lo que quieren que hagamos. Y analizan hasta los más mínimos detalles cuando eres tu el que habla; cómo miras ahora y cómo has mirado antes, que tono de voz usas en una o en otra ocasión, si pasas hasta el postre o tomas tu la iniciativa, si bajas la vista o la mantienes, si respiras de una forma u otra.
El jugador de mus, por lo general, se considera un habilidoso en el arte de engañar y acertar, pero toda esa habilidad que luces contra tus amigos y contrarios habituales del bar, del club o de la peña, se queda en mera impotencia ante estos jugadores que mayormente son serios, no suelen hacer bromas ni reírse mucho. Ni lamentarse por las pérdidas o alegrarse por las ganancias. Son inmutables, tienen la seguridad y serenidad del que sabe que al final se llevará el gato al agua.
No te miran compulsivamente. Te dejan pasar señas y te las pillan, pero tu a ellos nunca. Su forma de ser y estar te va anulando poco a poco. Todo lo que hagas o digas te sonará ridículo. Se notará que mientes, lo sabrá hasta el camarero que está en la barra. Si quieres cuando echan, perderás. Jamás les pillarás en un cruce con buenas cartas. Siempre saben retirarse a tiempo.
Tienen una actitud metodológica. Demuestran ser depositarios de facultades superiores (intuición, fe, adivinación). Saben qué hacer en todo momento y si tienen un desacierto, siempre estará justificado. Si la suerte les es adversa, tratan de borrar esa diferencia forzando el error del contrario.Por eso... ¿somos todos iguales ante la ley del mus?. No, algunos parten con ventaja.
Son los mejores.

5 PERSONAS HAN DEJADO SU COMENTARIO AQUI:

Anónimo dijo...

Me encanta el MUS. Me encanta porque nunca es igual. No hay normas claras, ni se hace monótono nunca, porque depende mucho de las cartas que te toquen, pero también de las mentiras que quieras echar.... o de lo que quieras hacer creer a tus contrincantes... Un juego que despierta la audacia, el ingenio y que además no es tan fácil como parece. Saber jugar bien lleva su tiempo. A mi me encanta por eso. Me aburren juegos como la brisca o el tute. Porque si coges cartas, ya está todo hecho. Pero aquí no. Puedes tener buenas cartas, pero como tu contrincante sea bueno....las echarás a perder. En fin, me encanta.

trinidad dijo...

Dividendo, dividendo, eres niño como yo, me gusta mucho tu articulito y me lo vas a dejar para publicarlo. Verdad?
No es en una gran revista de actualidad, o del corazon-partido, ni tampoco se esas que valen una pasta y regalan en el AVE. Con lo que nos cuesta a nosotros sacar una mierdecilla de boletin, pero ah!! todo de MUS.
Asi que te ofrezco la oportunidad de hacerte famoso y decir tooooodo cuanto quieras que tenga algo de sentido. Te hace? Pues contestame que igual te regalo un par de boletines en breve.
Tu seguro servidor que estrecha tu mano, te echa un amarraco y te voy a querer a juego todas las que me pongas......

trinidad dijo...

Merçi bien, no esperaba otra cosa de tan galante gentilhombre. Ahora solo falta que me confirmes si lo firmas como "dividendo" o prefieres otro pseudonimo.
Otra cosa, cuando te ponga a juego es porque voy a quererte, sino me paso, sea por delante o por detras.

El Duque2una dijo...

¡Divi, que no te enteras! Trinidad es hombre de pelo en pecho, que me vas a buscar un lío.
Lo de Trinidad es porque cuando no liga, no le basta con invocar la ayuda de uno, necesita la ayuda del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Y a veces, ni así... Si no, lee lo que cuenta en un comentario suyo sobre lo que le pasó con dos jóvenes principiantes.

trinidad dijo...

Ay mi Duque! que me comprometes. Tu deja que él se manifieste, que seguro que estaba pensando que perfil poner cuando le saquemos en el cuadernillo del mus por las fiestas de mi pueblo.
Si que es verdad que a veces ni con la ayuda de San Jorge consigo ligar, pero ni falta que me hace, porque echo los dientes de un choto y no me quieren ni una,