La primera vez...

09 septiembre 2005


La primera vez que vi a cuatro personas jugando al mus me llamó la atención, pero por un motivo diametralmente opuesto al que por hoy me atrae tanto este juego de naipes.

Estaba en un bar de un pueblo de Ávila, bebiendo una cerveza y haciendo tiempo para ver un amigo. Los parroquianos jugaban al mus. Varias veces me habían invitado a echar una partida pero tuve que rechazar la invitación. No sabía jugar y tampoco me había interesado por aprender. Aquel día me acerqué a una mesa por curiosidad, no tenía ni idea de qué iba aquello. Me quedé de pie, a una distancia prudente para no molestar.

No era capaz de entender ese juego, cuatro personas a las que se les daba cuatro cartas a cada una. Si algun jugador lo pedía y el resto estaba de acuerdo, podían cambiar las que quisieran por otras. También podía suceder que uno de ellos no quisiese renovar sus cartas por otras, entonces todos se quedaban con las que tenían en ese momento.

¡Y luego, no hacían nada con ellas!

Comenzaban a hablar, con frases cortas: “paso”, “envido”, “llevo esto o lo otro”, “quiero”, “no veo”, y así hasta que las ponían sobre la mesa boca arriba y se apuntaban unos tantos. Luego barajaban y comenzaban otra vez el ritual hasta que una de las dos parejas llegaba primero a cuarenta. ¡Esos eran los ganadores!

No había bazas, no se cogían cartas del mazo, nadie jugaba un naipe sobre la mesa. Se miraban entre contrarios con recelo. Un compañero buscaba al otro con la mirada, como queriendo transmitirle algo. A veces ni hablaban, con un gesto de la mano o de la cabeza indicaban al resto algo que solo ellos entendían.

Siempre me han gustado los juegos de cartas como medio de distracción y para pasar ratos agradables, pero qué difícil veía que el mus llegase a gustarme tanto como me gusta hoy, al punto de no interesarme ningún otro juego tanto como este.

9 PERSONAS HAN DEJADO SU COMENTARIO AQUI:

Anónimo dijo...

A mi me pasó algo parecido. No solo no me gustaba el mus, sino ningún juego de cartas. Pero me casé con una juegona, que se apunta a todo lo que sea mezclar una baraja y repartirla. No me quedó más remedio que aprender, y como tu dices, cuando descubrí el mus, que se quite lo demás. Y me ha apuntado a algun torneíllo que otro, no creas!!

Anónimo dijo...

¿y te parecían 4 tontos? El tonto eras tú, que sabiendo jugar a otros juegos como dices, no tenías ni idea de lo que era el mus. ¿Cómo se puede andar por la vida sin saber lo que es el mus?

El Duque2una dijo...

Tienes razón, Eneko. ¡El tonto era yo! ¡Menos mal que he dicho que "parecían", debí haber aclarado que "a mi me parecían". Pero lo cierto es que me he perdido el placer de jugar al mus durante mucho tiempo por no detenerme a indagar de qué iba el juego. Pero bueno... "no hay mal que dure cien años".

Anónimo dijo...

Para mí, el MUS es un guiso que condimentado en su justa medida, es esquisito.
Es mi obsesión, mi escape, una oportunidad a la fantasia y un reto a la astucia.

El Duque2una dijo...

Don Mario, ese guiso exquisito degustado en compañía tuya se convierte en un manjar. Ese mus provocador y excelso que practicas es diferencial y propiedad solo de unos pocos elegidos.
Gracias por venir. Esta es tu casa.
Un abrazo, amigo.

Anónimo dijo...

El mus es a mi juicio el juego de cartas por excelencia. Unas veces motivo de compartir momentos de ocio y otras una guerra campal llena de sensaciones donde la intención debe ser ganar una amistad más. Estoy deacuerdo en todo lo que sobre el comentas y diria más, lo mejor del mus... todo lo que ello conlleva, lo peor... que falte uno para jugar.
Un saludo a todos

El Duque2una dijo...

Totalmente de acuerdo, Miguel. Lo mismo que a Ave te digo gracias por venir a visitarme.
Para redondear sobre lo peor del mus, es tan malo que falte uno como no encontrar un sitio para juntarnos de vez en cuando, siendo unos cuantos como somos (¿te acuerdas que lo hablamos?)
Lo tengo presente y cuando sepa algo te aviso.
Un abrazo.

trinidad dijo...

Os he descubierto hoy y me parece fantastico todo lo que decis. Media España juega al mus y raramente se habla de él, cuando se le nombra es de forma indirecta como apoyo en algun otro tema. No existe reconocimiento oficial pero lleva sobreviviendo varios siglos. Se ve que goza de buena salud aunque hoy dia, los torneos mas importantes se ven amenazados por una epidemia de gansters que solo van a por el dinero de los premios, y que de momento los organizadores de esos torneos (Casino de Torrelodones y Benidorm,Cordoba, etc.no se han decidido a atajar.Que yo sepa solo en Guadalajara los mantienen a raya, pues no les dejan jugar.
En fin, que jugar al mus es una delicia y que no decaiga.

Anónimo dijo...

En efecto, comparto vuestra pasión y desde que aprendí a jugar al mus me declaro monógamo del mismo. No me interesa ningún otro juego de naipes, pues a pesar de que algunos dicen que "No se puede opinar si no se prueba" estoy convencido de que ningún otro juego (que deba jugarse vestido), puede tan solo equipararse a la riqueza y diversión que aporta el mus.
Un abrazo a todos